Escenario europeo en septiembre de1942 |
En la navidad de 1942, en uno de los inviernos más duros que se recordaban, los soviéticos, a pesar de su victoriosa contraofensiva, apenas contaban con suministros, munición y combustible, y tenían la moral por los suelos.
En esta tesitura se encontraban, cuando a los mando soviéticos, se les ocurrió dar un concierto de música al aire libre para intentar levantar el ánimo de sus hombres y de esta manera aliviar en la medida de lo posible la angustiosa situación por la que atravesaban.
Uno de los concertistas, Boris Goldstein, violinista, se separó del grupo y quedó sumamente
impactado por el estado de ruina de la ciudad y sus moradores, amén del deplorable cuadro que presentaban las tropas. Todo indicaba ruina allá donde mirase, fuesen hombres o edificios, militares o civiles, por lo que decidió contribuir en todo lo que pudiese a mejorar el estado de ánimo de sus compatriotas.
Boris Goldstein |
Boris Goldstein contribuyó al esfuerzo soviético haciendo lo que mejor sabía hacer. Blandiendo su violín, se decidió a dar el concierto de su vida mientras rugían las balas y la artillería alemana, que ni siquiera en nochebuena parecía dar un respiro. Tocó todo tipo de piezas clásicas y melodías conocidas para regocijo de sus compatriotas, y cuando se le acabó el repertorio, aunque estaba estrictamente prohibido, siguió con piezas de Juan Sebastián Bach.
Entonces fue cuando se empezó a gestar el milagro. Paulatinamente, fue cesando el fuego alemán, y Goldstein siguió interpretando a Bach ¡¡a petición de los alemanes!!, que lo solicitaban desde sus líneas a cambio de un alto el fuego...y durante hora y media, soviéticos y alemanes no intercambiaron ni un solo disparo, tan sólo concentrados en disfrutar del concierto de un tal Goldstein interpretando a Bach con su violín. Durante hora y media, en la nochebuena de 1942, en Stalingrado no hubo guerra...
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