USS FORRESTAL: HISTORIA
El Forrestal, el primer superportaaviones de EE.UU., fue botado en diciembre de 1954 en Newport News, Virginia, y pasó a formar parte de la flota en 1955. Fue bautizado en honor de James Forrestal, el primer comandante de la Marina que llegó a ser primer secretario de Defensa del país, y la primera persona con este cargo en suicidarse, en 1949. La nave fue retirada del servicio en 1993.
El portaaviones fue la cabeza de serie del proyecto según el cual más tarde fueron construidos tres portaaviones más: el Saratoga (dado de baja en 1994), el Ranger (retirado en 1993) y el Independence (dado de baja en 1998). El Forrestal destacó por ser un caso de mala suerte dentro de la US Navy, y de hecho se le conoció de manera informal en la flota también como 'Zippo', 'Forrest Fire' o 'Firestal' a causa de la propensión manifestada a sufrir incendios a bordo, destacando el que tuvo lugar en la nave en plena ofensiva de su grupo de combate en la guerra de Vietnam, que provocó la detonación de varias municiones y en el cual 134 marineros murieron y 64 resultaron heridos.
Uno de los sucesos más terribles y devastadores a bordo de un buque de guerra, aparte de sus acciones de combate para las que fue concebido, es un incendio en alta mar. Si además es un portaaviones con enormes depósitos de combustible, municiones y todo tipo de sustancias altamente peligrosas almacenadas junto a aviones de combate y en general, un montón de aparatos con tendencia natural a la deflagración, podemos alcanzar a imaginar la magnitud de la tragedia.
Eso es lo que le ocurrió El 29 de julio de 1967 al portaaviones USS Forrestal, cuando se hallaba en Yankee Station, en el Golfo de Tonkín, llevando a cabo operaciones de combate contra Vietnam del Norte. La dotación aérea de la nave estaba compuesta principalmente por aviones de ataque ligero A4 skyhawk, cazas F4 Phantom II y aviones de reconocimiento RA5 Vigilante.
Sobre las 10:50 de la mañana, ya se había lanzado una primera oleada de aviones de ataque y se estaban preparando y cargando los aviones para la segunda, situados en la cubierta de vuelo, a popa. Fue entonces cuando un cohete no guiado Mk 32 "Zuni", de 127 mm, se disparó accidentalmente de un F4 Phantom II al producirse una sobrecarga eléctrica cuando se pasó de suministro de energía externo al interno del avión. El cohete voló a través de la cubierta e impactó contra un A4 Skyhawk sin detonar, pero reventó el depósito de combustible del avión y lo incendió. Los aviones se encontraban aparcados pegados los unos a los otros, mientras eran cargados de bombas, muchas de las cuales eran antiguas bombas de composición B de 1000 libras que habían sido cargadas por una escasez de las más modernas mk 82 y tenían una temperatura límite de seguridad más baja, traspasada la cual la bomba reventaba. En ese avispero fue donde se produjo el incendio. Más tanques de combustible externos fueron detonando y añadiendo combustible, hasta que la primera de las bombas explosionó.
Esta primera detonación mató a casi todos los bomberos del destacamento de cubierta, por lo que las reacciones tuvieron bastante de improvisadas. El combustible ardiendo se filtró al hangar y a los compartimentos situados bajo la cubierta de vuelo. Por la ausencia de una grúa adecuada, muchos aviones tuvieron que ser lanzados al mar a mano, es decir, siendo empujados por los marineros por la borda, exponiéndose a las llamas, mientras los destructores de la escolta se aproximaban a menos de seis metros de la popa del coloso para colaborar en la extinción.
En total detonaron 9 bombas, que perforaron la cubierta blindada. 21 aviones fueron lanzados por la borda o resultaron tan dañados por la explosión que tuvieron que ser dados de baja. El incendio en cubierta se extinguió a las 12:45, aunque siguió rebrotando hasta que fue dado oficialmente como extinguido a las 4:00 horas de la mañana siguiente. 134 tripulantes murieron y otros 161 resultaron heridos, lo que sobrecargó la enfermería del buque, por lo que se dirigió escoltado por un destructor a reunirse con el buque hospital USS Repose.
El portaaviones fue reparado provisionalmente en Subic Bay, Filipinas, y posteriormente se trasladó al astillero naval de Norfolk. Estuvo 207 días sin navegar. Sin embargo, es destacable que pese a las repetidas explosiones y la seriedad del incendio declarado, en ningún momento se llegó a temer por la supervivencia del buque. El accidente sí que llevó a fijar nuevos protocolos de seguridad y medidas contraincendios, como aspersores automáticos de espuma antiincendios en la borda de la cubierta de vuelo.
Ha sido el accidente más grave sufrido por una unidad de la U.S. Navy desde la II Guerra Mundial.
USS FORRESTAL: LA LEYENDA
20 años después del incendio... nace la leyenda. Uno de los fallecidos aquel fatídico 29 de julio del año 1967, se convirtió en el legendario fantasma del portaaviones James V. Forrestal.
Tal vez, ni siquiera sabía que había muerto... O tal vez sí y no lo aceptaba, por eso su atormentado espíritu se había quedado atrapado en el buque. El caso es que la tripulación lo bautizó con el nombre de “George” y son innumerables las anécdotas que se cuentan sobre él.
En cierta navegación, un cabo enloqueció al observar una mano chamuscada que se materializaba viéndose con claridad desde un mamparo...
Un bombero del portaaviones que estaba trabajando, lanzó sus herramientas sobre la cubierta y cuando se quiso dar cuanta, en cuestión de segundos, comprobó como misteriosamente alguien que allí no estaba, se las había colocado en orden y alineado perfectamente...
Un hostelero, encargado de la cocina, afirmó que nunca más volvería a bajar al congelador de los helados, porque unas luces parpadeantes, centelleantes y una supuesta mano invisible que se posó sobre su hombro lo habían amedrentado la última vez que lo había hecho...
Pero la más impactante es la anécdota de Steven Peretti, un técnico de caldera de tercera clase que tuvo el encuentro más directo con el fantasma de George, fue en el año 1990. El hombre, estaba en la sala de máquinas cuando de pronto escuchó el sonido de un goteo que parecía provenir desde uno de los rincones de la sala. Aquel goteo constante, le alertó y no dudó en levantarse de su asiento para acercarse a comprobar a qué se debía aquello. Lo que pudo observar, le dejó totalmente tieso...
Steven Peretti, vio con sus propios ojos como la manguera contra incendios se elevó sola desde la rejilla goteando agua. Uno de los bomberos de la tripulación que se encontraba en la sala de máquinas también fue testigo de tan misterioso suceso. Y no termina ahí la cosa, porque al mismo tiempo que la manguera se elevaba en el aire, un secador eléctrico que se hallaba sobre un lavabo de la sala, se activó solo. Los dos hombres al ver esto, rápidamente huyeron del lugar totalmente espantados y horrorizados.
Los escépticos aseguran que todo se debe a casualidades, simples accidentes o brotes de histeria colectiva provocados por las sugestión. Sugestión posiblemente influenciada por el pasado trágico del buque.
El portaaviones James V. Forrestal. Fue dado de baja en el año 1993, y la Marina de Guerra ofreció donarla como museo o monumento, pero ninguna organización manifestó interés en hacerse cargo del mantenimiento del gigante. El barco fue vendido recientemente como chatarra y por un precio simbólico a una empresa de Texas. “George” probablemente pueda descansar en paz...
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